15 Sep ¿Como ayudar a un niño afrontar el duelo? Primera Parte
Así como los adultos los niños también afrontan el duelo de manera diferente y acorde a la persona que perdieron ya que no es lo mismo perder a un padre o un abuelo que perder a un primo lejano o un amigo con el cual no convivía la mayor parte de su tiempo.
Lo peor que podemos hacer como adultos es mentirles ante la ausencia de la persona que falleció, debemos ser claros desde un principio y aclararles que esa persona no volverá y que no se va a volver a ver, este proceso puede sonar muy difícil pero permitirá que el niño no crezca con falsas expectativas esperando el regreso de un ser que no va a poder regresar.
Sigmund Freud (1917/1957), con “Duelo y Melancolía”, fue el primero en elaborar una teoría del duelo clara y sólida. Afirmaba que el sufrimiento de la persona en duelo es debido a su apego interno con la fallecida. En este trabajo Freud también sostenía el objetivo del duelo es separar estos sentimientos y apegos del objeto perdido. Como resultado de un proceso de duelo, el “yo” queda liberado de sus antiguos apegos y disponible para vincularse de nuevo con otra persona viva. Es un trabajo doloroso que requiere su tiempo.
Es necesario el acompañamiento constante de las personas que han quedado con el niño, es aprender a vivir en el mismo ambiente donde compartió con la persona que falleció, es permitirle recordar a esa persona y no evadir ese tipo de conversaciones; Según Bowlby (1980) en su teoría del apego nos menciona que “se puede afirmar que se ha superado el duelo cuando existe la capacidad de recordar a la persona amada sin llorar ni desconcertarse y cuando se es capaz de establecer relaciones nuevas y de aceptar los retos de la vida”.
Es enseñarle al niño a convivir con las personas que están vivas, sin cohibir su llanto, su rabia o confusión, pero ojo con involucrar el entendimiento con la aceptación del mal comportamiento, ya que muchas veces por el “pesar” que se le tiene al niño toleramos por años un comportamiento inaceptable para este caso compartiré algunas etapas del duelo que nos planteó Bowlby (1980, 1983):
La fase 1, “ fase de entumecimiento o shock”, es la fase temprana de intensa desesperación, caracterizada por el aturdimiento, la negación, la cólera y la no aceptación. Puede durar un momento o varios días y la persona que experimenta el duelo puede recaer en esta fase varias veces a lo largo del proceso de luto.
– La fase 2, “ fase de anhelo y búsqueda”, es un periodo de intensa añoranza y de búsqueda de la persona fallecida, caracterizada por inquietud física y pensamientos permanentes sobre el fallecido. Puede durar varios meses e incluso años de una forma atenuada.
– La fase 3 o “ fase de desorganización y desesperanza”, en la que la realidad de la pérdida comienza a establecerse, la sensación de sentirse arrastrado por los acontecimientos es la dominante y la persona en duelo parece desarraigada, apática e indiferente, suele padecer insomnio, experimentar pérdida de peso y sensación de que la vida ha perdido sentido. La persona en duelo revive continuamente los recuerdos del fallecido; la aceptación de que los recuerdos son sólo eso provoca una sensación de desconsuelo.
– La fase 4,“ fase de reorganización”, es una etapa de reorganización en la que comienzan a remitir los aspectos más dolorosamente agudos del duelo y el individuo empieza a experimentar la sensación de reincorporarse a la vida, la persona fallecida se recuerda ahora con una sensación combinada de alegría y tristeza y se internaliza la imagen de la persona perdida.
Articulo por:
Heidy Malagón
Licenciada en Psicología y Pedagogía
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